
INCENDIO
Dormida esta la ciudad, bajo los limpios reflejos de una
luna sin mancilla en un nacarado cielo.
Allá lejos zumba el mar; acá suspira el misterio y en las hebras de
la luz flota en su hamaca el silencio.
¡Qué de fantasmas de rosas, en blando revoloteo invaden calladamente los
cortinajes del lecho!
¡Qué tropel de diminutos y ágiles duendes aéreos se deslizan impalpables, paz y calma
repartiendo!
Todo, hasta el aire, es marasmo, todo, hasta la luz, es sueño; todo, hasta el duelo, es quimera: ¡Sólo
el mal está despierto!
De cuya presencia adusta, de cuyo empuje soberbio, hablan, gritan las campanas con
vibrante clamoreo.
Y allá al lado del poniente, entre oleadas de humo denso, asoma el robusto monstruo su
roja cresta de fuego.
"Venid" parece que dice; parece que clama: "os reto", con su ruido de agua grande, con
sus crujidos siniestros.
¿Quién no lo vio...? Era uno solo, y revistió en sus efectos, los
mil tonos, las mil formas, de un espantable Proteo.
Como niño que en petardos entretiene
el raudo tiempo, así niño en unas partes, todo lo estallable uniendo, estallaba en un volcán, del raro volcán
contento.
Enamorado, otras veces, Del uno al contrario extremo Iba hablando con su amada a puras lenguas de
fuego, hasta perecer con ella en blancas cenizas vuelto.
Ora bajando intranquilo, ya presuroso
subiendo, ya contra el viento accionando ya corriendo contra el viento; escudriñando unas veces, otras veces destruyendo; dormido
como un león, en súbito apagamiento; para surgir más robusto, más voraz y más tremendo; con profundidad de abismo, con
escalofrío de vértigo era tristemente grande, era noblemente tétrico y hermoso terriblemente ¡aquel conflicto
de incendio!
Pero más hermoso aún el alcance del esfuerzo que trajo el coloso a tierra, junto a las ruinas
deshecho.
Y más hermoso el que prueba que Jesucristo no ha muerto; que el mal sólo es transitorio, que el
bien es el solo eterno.
Porque ¿sabe acaso el ave, después que el ciclón va lejos, lo que la rama querida y
el dulce nido se hicieron?...
Lo sabe la caridad, y es solamente por eso que abre, mirando a las víctimas ¡su
manto color de cielo!
Esta poesía está dividida en dieciséis estrofas, que describen situaciones distintas, a continuación
su división:
En esta primera parte el autor
muestra la soledad e intranquilidad del mismo, y como le afectan los problemas exteriores. Siente llamados de personas competentes,
y el mal le rodea inmensamente.
En esta segunda parte de expone un sentimiento enamorado
de parte del autor, que según explica, se enfrenta a la situación como un niño, además de cómo su amada la acompaña en un
buen gesto.
En esta última división de la
poesía tiene mensaje de esperanza, de fe, y de creer en Dios. El autor expresa como el trabajo duro es recompensado, además
de que toda acción tiene su consecuencia de alguna manera u otra.
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Gran poeta, con una imaginación y arte al escribir, que lo hicieron sobresalir...
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